PIZARRON 3 EDICION (Diciembre)
 
Premio a Catalino Parra


Catalino Parra, Folclor vivo de Bolívar

Bolívar volvió a destacarse a nivel cultural gracias a la fuente inagotable de talento que existe entre sus gentes.

Entre los grandes del folclor, orgullosamente el Departamento presenta a Catalino Parra, el único sobreviviente de los legendarios Gaiteros de San Jacinto, con quienes recorrió parte de Europa y Rusia, lugares en los que posicionarion ese maravilloso género musical que da la combinación del tambor y la gaita.

Merecidamente, por dedicar su vida a preservar la cultura nuestra, el Ministerio de Cultura le acaba de otorgar el Premio Vida y Obra 2004.

“Este galardón se entrega a quienes han demostrado una amplia trayectoria artística o académica y han enriquecido con sus aportes a creadores en diferentes disciplinas, la cultura y la identidad nacional”, expresó, durante la ceremonia de premiación, la ministra de Cultura, María Consuelo Araújo.

A lo largo de su historia, Catalino Parra ha creado en Cartagena una escuela de formación de gaiteros jóvenes. Ha enseñado música en diferentes planteles y universidades y ha contribuido a enriquecer el tesoro inmaterial del país.

Parra fue escogido entre 23 postulados para este gran reconocimiento.

Biografía
Nació en Soplaviento en el año de 1924, donde actualmente vive, a orillas de Magdalena. Es autor de temas que son considerados patrimonio folclórico de la Nación, tales como: “Cartagena es bonita”, que fuera su primera composición, “Manuelito Barrios”, “Josefa Matía”, “El morrocoyo”, “Animalito del monte”, “La iguana”, “Verdá que soy negro” mejor conocida como “Aguacero de mayo”, “Mujer soplavientera” y “Catalina”.

Desde muy pequeño sintió el llamado de la música. A los 10 años de edad sitió el embrujo de las gaitas al llegar a Soplaviento un grupo de Repelón (Atlántico) llamado Los Pileles.

También tuvo contacto con la música del corregimiento de Evitar, en Mahates (Bolívar) y otros de la zona del Canal del Dique, donde perfeccionó su habilidad para interpretar los ritmos de negros, los bailes cantados como el lumbalú, el bullerengue, la tambora, el chandé, el porro y la cumbia, entre otros.

Su ingreso a los gaiteros
Por aquellas cosas de la vida llegó a oídos del novelista e investigador Manuel Zapata Olivella (recientemente fallecido) el rumor de un joven de buen bailar y compositor de ritmos afrocaribeños, que vivía cerca de Cartagena. Inmediatamente y sin dudarlo Zapata Olivella fue en su búsqueda para integrarlo al grupo folclórico de gaitas más conocido en ese momento: Los Gaiteros de San Jacinto.

Cuando Manuel llegó, cuenta Parra ya él tenía fama de componer sones cantaos, destacándose de forma notable en las fiestas novembrinas y de La Candelaria.

La aventura comenzó, según lo narra el mismo Catalino, cuando partiendo por el Río Magdalena recorrió los numerosos pueblos hasta llegar a Puerto Salgar y allí notó el gusto de los interioranos por el sonido de las gaitas, los tambores y el canto.

Eso fue a partir del 13 de junio de 1954, según lo afirma también Alberto Hinestrosa Llanos en su libro sobre Toño Fernández y Los Gaiteros de San Jacinto.

A los 75 años de edad, ‘Cata’, como lo llaman sus familiares y amigos, sigue teniendo mucho vigor en la voz y en su instrumento predilecto, el bombo o tambora. Después de la voz de Toño Fernández, fue la voz que identificó la época de los Gaiteros. En la actualidad, después de la muerte de José Lara en diciembre de 1998, es el único sobreviviente del legendario grupo.

La mayoría de los cantantes jóvenes de esta música gaitera, evidencian una influencia del estilo brillante de Catalino Parra.

 

Fuente: Pizarrón.com
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